La belleza

Nota:  Estas son ideas en crudo para que quien quiera las tome, las valide y en caso de que resulten, logre apuntalarse en ellas para esta nueva etapa. Insisto: no están validadas y no deben tomarse como una receta ni como una orientación sin que su empresa realice el proceso adecuado de análisis y experimentación.

En estos días, actividades que antes realizábamos sin preocuparnos por nada, se han convertido en fuentes de ansiedad. ¿Por qué nos agota ir al supermercado? Si vamos con mascarilla, la respuesta es obvia, pero incluso sin esa protección, el estar en modo de alerta constantemente representa un enorme esfuerzo para nuestro cerebro. Estas señales de alerta nos hacen más difícil pensar con claridad y actuar “como personas civilizadas”. Por eso, debemos poner mucha atención a las señales de estrés que nos podrían sacar de balance y meter en problemas. Más info aquí (How coronavirus stress may scramble our brains).

Una de esas cosas que antes podía ser relajante pero ahora nos puede causar estrés, es ir al salón de belleza. “¿QUIÉN NECESITA IR AL SALÓN DE BELLEZA EN MEDIO DE UNA PANDEMIA???” – gritarán algunas personas enfurecidas. Pues yo, yo necesito ir.

¿Qué podrían hacer quienes manejan salones de belleza para disminuir esa angustia?

  1. Lo primero que deben tener en cuenta es que para alguna clientela, su servicio pasó de ser una fuente de placer y “autochineo” a ser una necesidad, algo que se hace porque toca.
  2. Lo segundo es entender que para algunas personas, la cercanía va a aumentar la sensación de amenaza.
  3. Lo tercero, que sea cual sea su clientela, las autoridades de salud van a estar pendientes de que se sigan cuidadosos protocolos de sanitización y prevención de contagios.

¿Cuáles medidas se pueden tomar?

La prioridad debe estar en prevenir el contagio del personal del salón de belleza y de sus clientes. Como en cualquier servicio cara a cara, una cosa no puede ir por encima de la otra y las medidas que se tomen no pueden ser cosméticas “solo mientras nos ven”.

Para prevenir ese contagio, es indispensable que se siga un protocolo estricto de lavado de manos cada vez que sale y entra una nueva persona cliente. Luego de eso, colocarse guantes nuevos y una mascarilla realmente segura. “¡ES QUE NO SE PUEDE TRABAJAR CON ESO!”, casi me parece escuchar. No es opcional.

En segundo orden, debe hacerse un esfuerzo por mantener la atmósfera que el lugar tenía antes. Probablemente sea necesario añadir aromaterapia, música neutra (a menos que el negocio tenga un estilo particular) y mantener la dinámica normal de conversación, pero a mayor distancia.

Algo que recomendaba Gabriel Hidalgo era que se leyera en voz alta el protocolo seguido, para asegurarle a la clientela que en efecto se está cumpliendo. ¿Esto qué quiere decir? Que la persona indica: “Ambas vamos a lavarnos las manos antes de empezar” y así seguiría explicando que se está colocando guantes nuevos, que la careta está desinfectada y que la usará durante toda la atención, etcétera.

¿Es esto sostenible en el tiempo? Aún no sabemos cuántos meses más pasarán antes de contar con una vacuna pero al menos ya tenemos señales optimistas sobre la posible inmunidad a este virus (de nuevo, vayan al Facebook de la Dra. Corrales Aguilar). La pregunta más urgente es cuánta clientela precavida cambiará de salón de belleza, de restaurante, de dentista hacia quienes le ofrezcan mejores condiciones. Mi recomendación es que se tomen medidas y que eso se convierta en una manera de atraer de nuevo a sus clientes.